No juego más
porque la piel duele al arrancarse
porque no soy de goma ni de seda
aunque me guste vender mi mercancía;
no juego más
porque ya he comprobado muchas veces
que las caracolas no tienen el mar dentro
sólo remedan su sonido
y porque el oído humano se lo inventa.
No juego más
porque algo mal debí hacer
para aburrir a todos
para inspirar a todos
(aquellos cuatro gatos de mi esquina )
que llegaron a saberse de memoria
mis patéticas pancartas
apoyadas en una débil ranura
que el viento acabó por derribar
como un cartel de ofertas caducadas.
No juego más
porque empiezo a estar cansada
de rescatar mi corazón de aquellos charcos
de donde suele volver manchado y aceitoso
con la huella de una bota distinta .
Debe ser que estoy equivocada
no sé vivir , pero esto ya se sabe
desde aquellas tardes cutres del invierno
en que dejé de crecer por voluntad propia
desde aquellas mañanas de aeropuerto
donde subí a esos aviones atestados
que no me llevaron a ningún sitio .
No juego más
estoy resquebrajada
la luz es un invento necesario
pero será para mí a partir de ahora
me quedo con las velas y sus palos
me guardo el tablero y las fichas
y hasta la miel estéril de mi boca
el recuerdo ingrato de mi vida
que se juega sola
aunque no quiera.