martes, 27 de octubre de 2009

Confesión


Me llamo Maru , y soy supersticiosa.

Intento dejar mi adicción a los canelones congelados, los pistachos iraníes , al chocolate en todas sus formas .

Intento despejarme subiendo escaleras, leyendo orientales con escuadra y cartabón , respirando hondo en los sobacos ajenos ,por aquel puntito masoca de los cristianos.

(No se supera tan fácil aquel corazón de Jesús que presidía la habitación de mis padres , que seguro follaban a oscuras).

Tengo manías a todas horas , una de ellas es la cerveza , mi panacea líquida para humedecer el cerebro y no ser tan negativa, y otra es la de cambiarme de pendientes si me pasa algo malo con ellos .

Un ejemplo, este verano iba con mi sobrino de cuatro años dando un paseo y un autobús repleto de alemanes casi nos atropella ;

acto seguido, me quité los pendientes y los tiré allí mismo, en una papelera del paseo marítimo.

No puedo saber por qué lo hago , pero no lo evito ni lo evitaré jamás , porque sólo las inteligencias superiores , más cerca del allá que del abominable acá, pueden entender que la superstición en realidad es un éxodo de energía , un pacto con el que manda , la negociación constante , la única religión hecha a medida .

Sólo yo puedo saber , por ejemplo, que si me quito los pendientes del mal vahído tendré más suerte la próxima vez , que los simbolitos que cuelgan de mis orejas significarán para siempre algo bueno o malo y que soy yo la que puede elegirlo, tirándolos o eligiéndolos.

Se me permite así castigar a los dioses viejos y premiar a los jóvenes que vendrán a mi vida con más ganas de hacer bien las cosas, como si en vez de adornos para las orejas fueran novios o amantes .

Y soy tan libre y tan hermosa , la regente absoluta en mi país de carne blanda y entrañable, me da la gana,yo mando, yo tiro los pendientes si no se portan bien , es así.

Sólo dos cosas evidentes ;

que son pendientes y no zapatos porque soy pobre , toda superstición tiene su economía .

La otra cosa es que ya tengo comprados el par de pendientes nuevos que me pondré cuando vuelva a casa después de estar contigo esa tarde en que me digas con tu voz de pato que no podemos vernos más porque has vuelto con tu mujer .

O porque tienes algo mejor.

O porque se te ha roto el embrague .

O por lo que sea.

Y es que además de supersticiosa, también soy adivina .




9 comentarios:

Anónimo dijo...

Entiendo lo que dices Maru.
Más de una ha guardado esos pendientes en el cajón para cuando fuera necesario , y más de uno también .

Saludos.


Pére

carmen dijo...

Te contesto antes de leerte.
Qué sincrónía: yo preguntando si no nos arrepentimos de nada( todavía np apafrece el post, lo acabo de escribir) y tú confesándote!!

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

Te leo, como siempre,intentando ahondar en tu persona y con media sonrisa de estúpido en mi cara: Una verdadera gozada, June.

Isabel dijo...

Oye, eso de tirar los pendientes, no lo sabía, ¿funciona?

Tengo yo unos cuantos por ahí que ni me los pongo ni los tiro, jejeje.

Besos, adivina.

Plumalba dijo...

Peor yo, Isabel, que ni tengo pendientes, ni agujeros en los lóbulos, ni me pongo aros, ni los tiro. Por no tener, no tenemos en mi pueblo ni siquiera autobuses de alemanes.

En este caso (de flagrante desnudez ante la adversidad y sin poder acudir al remedio de tu superstición), ¿qué hemos de hacer?

virgi dijo...

¡Con todos los pendientes que tengo! Si un día estoy en una mala situación y te recuerdo, quizás haga lo mismo...

Anónimo dijo...

He empezado a tirar todos los pendientes para
sentarme a esperar el milagro...
Eres única y lo sabes.
Un beso
BB

añil dijo...

Mejor adivina que supersticiosa, jajajaja.

Un beso

iliamehoy dijo...

Yo no los tiro, los pierdo, lo que tras leerte me asalta el cosquilleo de una duda terrible ¿seré gafe?, aunque sinceramente,lo que soy es despistada.
Lo de adivina ya lo sabía yo...
Tu humor le sienta de maravilla a mi estado de ánimo.
una sonrisa