domingo, 8 de noviembre de 2009

Consecuencias de un domingo insociable



Pasando por alto el insoportable sentimentalismo que me ataca estos días , quizá alentado por el hecho de que estoy pasando por calles, plazas, parques , y hasta árboles, que me vieron en otra vida , hace más de nueve años, antes de que me fuera de este pueblo,trataré de explicar cómo  ser insociable se vuelve una losa;  el cambio de casa ha sido como entrar en un viejo molde, donde algunas cosas han cambiado y otras siguen exactamente donde estaban , y no tener a quién contárselo duplica el peso del corazón de forma contundente .
Esto que explico es como morirse y haber vuelto , y sin duda así debe ser desde que el mundo comenzó a girar y el encuentro entre chichi y pilila dio lugar a tantos humanos desarraigados y / o felices, exitosos, suicidas , amantes o ingratos; morir para volver a saber lo que es un olivo, pasear por el campo y decir , ya lo sé, ya lo vi antes , este tronco no se me olvidará jamás ni aunque muera  mil veces, un olivo no es una cosa cualquiera , por ejemplo:
así yo hoy me he sentado en un banco del parque de Dos Hermanas donde estaba una persona , conmigo , hace tiempo , y hoy me acompañaba la niña , y sentí como si el tiempo no hubiera pasado .
O como si todo diera exactamente igual , no sé si me explico .
La extrañeza de  una nueva vida a mi lado, a la que doy todo lo que puedo de mí en detrimento de mi desarrollo  social , a pesar de las amenazas de la ley de la selva  , ("cuando tenga novio te olvidará durante días o semanas , te dejará en un asilo o en una gasolinera ", dice mi amigo C.), hizo el resto .
Esa sensación que ya conozco de vértigo , como cuando rozas lo eterno delante de un cuadro o tocando una muralla romana en la que no hace tanto, o sí, se apoyó el culo de una prostituta recibiendo a un soldado borracho , y  sientes que ella pensaba en otra cosa,  así mismo el banco indemne se convirtió en mi excusa para decirle  a la niña aquello que tanto me fastidiaba a mí escuchar ;
"Tu padre y yo estuvimos sentados en este banco " .
Mi hija es más lista que yo , no se queda atrapada en ningún pegamento emocional , porque es una niña;
con esa  frescura me dijo que sí a todo, que ya había visto fotos de los dos paseando por ese parque . (tiene razón , las fotos de la boda se hicieron allí).
Fuimos a sentarnos en la hierba;
a lo lejos , la gente sociable disfrutaba de sus propios gritos familiares en reuniones de domingo , ésas que me producen alergia y hemorroides.
Yo misma podría ser como ellos; al contacto con los parecidos (que no semejantes )  soy  normal , incluso con más sentido del humor que la media y del barro grueso me salen  filigranas ; de hecho muchas veces he participado , a través de diferentes épocas;pero resulta que últimamente  siempre estoy sola , a lo sumo con la niña , y que esto es así por elección propia.
Caminar , salir a comer , sentarnos en un parque , ir al cine ,siempre las dos solas , quizá no sea bueno del todo, luego me sorprendo si ella amenaza con desarrollar mutismo selectivo, si yo la estoy enseñando silenciosamente a no juntarse con nadie .
Es lista, como digo, y pensará que debe haber una razón para que no formemos parte del convenio dominguero de calles, plazas y parques;
y claro que la hay, la fundamental es que aunque tengo amistades , me cansa muchísimo tener que hablar cuando puedo pensar , pero cómo explicas esto a una niña , y ahora que lo pienso, cómo me lo explico a mí misma , que acabo de descubrir que el tiempo no tiene la más mínima importancia .
Quizá tenga la inmensa suerte de poder conocer a alguien a quien hablarle de todo esto , alguien  muy hombre y muy escondido en algún punto de Andalucía donde el viento limpie los insomnios y el sol sea la única franja horaria de mi  cuerpo;
alguien que no crea que estoy loca , que pienso demasiado o que tengo la crisis de manual que todo el mundo ha leído alguna vez;
me parece que hace rato ya que me está pitando la olla y tengo que apartar el arroz , antes de que se me pase definitivamente .
Otro rato más y el banco del parque me esperará convertida en anciana encorvada repleta de recuerdos.
Y será más difícil recuperarse  del ostión de  un domingo  , de la soledad bordada a mano con puntadas de libertad.

7 comentarios:

BB dijo...

Ésto es lo más hermoso que te he
leído en los últimos días y eso
que lo que escribes, siempre me impacta. Hay, dentro de ese cinismo
que te gusta esgrimir, una dulzura,
que creo que ni tú misma percibes.
Eres especial, criatura, o es que
aún no lo sabes?
Un beso
BB

Anónimo dijo...

Ciertamente BB es hermoso. Ay June, los caminos de la vida son inescrutables (y los del señor ni hablemos) pero tu no estás sola.

Entiendo esa sensación de volver al pasado pero en otras circunstancias. Algo así me ocurre a mi, solo que yo ya he vuelto dos veces. Para que luego digan que no se puede viajar en el tiempo.

Salud y mucha fuerza.

Sue.

Isabel dijo...

"...me cansa muchísimo tener que hablar cuando puedo pensar..."

Te comprendo, me pasa lo mismo y también me cansa escuchar tanta verborrea insulsa.

Bonitas y sentidas palabras, June, pero me gustaría que no pensaras tanto en el futuro, llega sin más y diferente a todo lo que hayas imaginado.

Pero qué te estoy diciendo, si tú ya has descubierto que "el tiempo no tiene la más mínima importancia"

Abrazos a las dos.

Fran dijo...

Quedé en no hacer más comentarios en tu blog -sólo respondo los pocos que hay en los míos y no mira la red ni en blogs de pura literatura- porque los considero al final poco útiles. Si son de alabanza, como la mayor parte de las veces, es la canción de siempre que nos gusta escuchar. Y el que los hace "mata" el tiempo. Como me dicen mis colegos, "voy a ver si mato la tarde" y les contesto, ¡idiota, si te quedan 4 telediarios!

Yo discrepo de los comentarios sobre este post tuyo: claro que está bien escrito y "canta" una situación anímica baja y difícil. Claro que la soledad no se encuentra, se hace, nos la hacemos cada uno. Y tú te la has fabricado adrede y te hace daño.

Mira soy muy aficionado a ella, June, cuando em meto en mi cuarto, cuando en una casa de 200 metros a mi otro vecina ni la encuentro en muchas ocasiones, pero hay una de la calle, de la vida, que no quiero, que no me gusta.

Le hablo enseguida a cualquier mujer que encuentro, sea de la condición que sea, me comunico; pues hazlo y filosofa internamente menos; centrate en tus cosas duras y difíciles con un esctricto plan; pero si sales a "pasear", pasea, habla, comprale chuches a la niña con la condición de que las pida ella, no la metas en el silencio.

Perdona si estoy equivocado, pero hay vieja intención, madurez que me pesa y la alivio con gente con 30 años menos, diciéndoles mis tonterías sin parar y cambiarse de barrio y acogerse a la nostalgia de los bancos del paseo del otro con tu ex, no es excusa.

Un beso de quién bien te quiere.

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

Dime que esto no es tuyo: "del barro grueso me salen filigranas". Dime que esto, "del barro grueso me salen filigranas ", es del acervo cultural de esa tu Andalucía culta. Dime que eso de "del barro grueso me salen filigranas" lo has copiado; no me obligues a leerte en lo sucesivo en genuflexión reverente.

Estás que te sales, niña de la sombra de olivo.

añil dijo...

Volver es lo más difícil que hice cuando me mudé.
Mis amistades se habian transformado y mi casa era el lugar que invadía por el morro.
Con el tiempo me di cuenta que la que había cambiado era yo y me terminó gustando la diferencia, la "asocial" terminó moviéndose a sus anchas y sin necesidad de hablar más de lo necesario.

Todos nos acostumbramos a casi todo.

Y seguro que todos estos ratos que pasais a solas influirán en que no te deje en una gasolinera.

NáN dijo...

Una vez cité un verso de Borges que me gusta especialmente:
«Vuelvo a Junín,
donde nunca estuve».

Creo que lo has explicado perfectamente.

Me parece un post especial.

Y en cuanto a los hijos, como empecemos a pedirles cuentas lo mejor que pueden hacer es dejarnos en un asilo o una gasolinera. Pero no se las pedirás, porque eres consciente de que lo que haces lo haces porque quieres.

Quizá seamos nosotros los que les pidamos que nos dejen en una gasolinera, para irnos en autostop hacia cualquier parte. Me parece que aquí hay un relato estupendo.

Muchos besos.